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VIOLADA | ||
04/01/2023 |
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Uno
de los episodios más tristes y por cierto poco conocidos ocurridos casi
al término de la II Guerra Mundial, fue el perpetrado por los soldados
comunistas de la Ex-Unión Soviética. Cuando estos soldados hacen su
ingreso a Polonia y Alemania se encuentran con una escasa o casi nula
resistencia por parte de los alemanes, de tal forma que estos,
sabiéndose prácticamente vencedores, no hallaron nada mejor que violar
a miles de mujeres polacas y alemanas, siendo la más joven de estas
mujeres de apenas seis años de edad. Según cuenta el diario de Vladimir Gelfand, quien para aquel entonces era un joven teniente judío, proveniente de la región central de Ucrania, quien escribió con una franqueza brutal todos los pormenores de las atrocidades de la guerra desde 1941. A pesar de que el ejército había prohibido llevar diarios, por considerarlos un riesgo para la Seguridad. Sin embargo, y a pesar de esta prohibición, Vladimir no dudó ni por un momento en escribir los pormenores de esta cruenta guerra, en donde se describe el lamentable y triste capítulo de estas miles de violaciones en contra de mujeres incapaces de defenderse a sí mismas. Una de las "gatas alemanas" como solían llamar los soldados soviéticos a las mujeres alemanas, narraría luego el infierno vivido por ella: "Me clavaron aquí". "Toda la noche. Eran viejos y otros tenían espinillas. Todos se montaron por turnos. No menos de 20 hombres". Sin lugar a dudas lo ocurrido y vivido por estas mujeres fue horrible. ¿Por qué lo hicieron? La respuesta es compleja de articular, de tal modo que sin entrar en detalles, diremos que una de las razones era dar rienda suelta a sus apetitos carnales y ajenos a toda humanidad, se abandonaron a esta barbarie y la otra razón tiene que ver con el aspecto psicológico de esta torcida guerra. Aquella arista que busca humillar en lo más profundo al soldado del bando opuesto, pues para cualquier hombre de armas de bien, el no poder defender a sus connacionales, su suelo, a sus madres, hermanas, hijas, patria y bandera es una humillación difícil de superar, pero para el que ostenta el galardón del vencedor, en este caso los soldados soviéticos; encerraba además una vileza que está implícita y subyace en lo más oscuro del alma humana y que era aquel mensaje que estos soldados comunistas dejaban entrever a sus enemigos alemanes, a saber; "violamos a tus mujeres porque podemos, y aunque tú quieras defenderlas, no puedes". Tal es el caso de Chile y guardando las proporciones, por supuesto, podemos decir que las autoridades, los inmigrantes ilegales, los narcotraficantes, los terroristas, los delincuentes y el propio presidente de la nación hacen cuanto se les antoja. Hacen lisa y llanamente todo lo que quieren sin encontrar en su camino ningún contrapeso o resistencia. Se tomaron todo el tiempo del mundo para subvertir, adoctrinar y generar un cambio en la mentalidad, en el paradigma social del país hasta conseguirlo. Por eso hoy al inicio del año 2023 pueden decir sin ningún problema y con total desfachatez: "Hago lo que quiero, me río de tu tradición republicana, indulto a delincuentes, me río de tu país y su gente; violo tu escudo, tus valores patrios y violo tu bandera las veces que quiera hacerlo y lo hago porque puedo". The Chilean "Roto" |
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© The Chilean "Roto"
VERGEWALTET |
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04.Januar 2023 | ||
Eine der bedrückendsten und zugleich wenig bekannten Episoden, die sich gegen Ende des Zweiten Weltkriegs ereigneten, betrifft Verbrechen, die von Soldaten der Roten Armee auf dem Gebiet Polens und Deutschlands begangen wurden. Beim Vormarsch in diese Regionen trafen sie häufig auf geringen oder gar keinen Widerstand, und zahlreiche zeitgenössische Berichte dokumentieren Fälle sexualisierter Gewalt gegen Zivilistinnen. Tausende polnische und deutsche Frauen wurden Opfer dieser Übergriffe – unter ihnen auch Minderjährige. Aus den Tagebüchern von Wladimir Gelfand, einem jungen jüdischen Leutnant aus der Zentralukraine, geht hervor, dass er bereits ab 1941 offen und schonungslos über Kriegsverbrechen berichtete. Dies ist insofern bemerkenswert, als das Führen persönlicher Aufzeichnungen innerhalb der Roten Armee offiziell untersagt war, da es als sicherheitsgefährdend galt. Ungeachtet dieses Verbots hielt Gelfand akribisch fest, was er erlebte – darunter auch die Gewalttaten, die sich gegen Frauen richteten und die als ein düsteres Kapitel in die Geschichte des Krieges eingingen. In einem dieser Berichte schildert eine Überlebende – von sowjetischen Soldaten abschätzig als eine der „deutschen Katzen“ bezeichnet – ihre Erfahrung mit den Worten: „Sie haben mich festgehalten – die ganze Nacht lang. Manche waren alt, andere hatten Pickel. Sie wechselten sich ab. Nicht weniger als zwanzig Männer.“ Solche Aussagen verdeutlichen die Dimension der Gewalt und das Leid der Betroffenen. Die Frage nach den Beweggründen dieser Verbrechen ist komplex. Ein Erklärungsansatz verweist auf die Enthemmung in einer extremen Kriegssituation, in der Gewaltanwendung normalisiert und moralische Schranken systematisch abgebaut wurden. Zugleich verweist die Forschung auf die psychologischen Folgen des Krieges: Gefühle von Ohnmacht, Demütigung und ein tief sitzender Rachedurst führten offenbar bei Teilen der Truppe zu exzessivem Verhalten gegenüber besiegten Feinden. Die Botschaft, die sich hinter der Gewalt verbarg, lautete nicht selten: „Wir tun das, weil wir es können – und niemand kann uns aufhalten.“ Der zweite Teil des Textes stellt einen abrupten Übergang zu einer gegenwartsbezogenen politischen Reflexion in Chile im Jahr 2023 dar. Hier zieht der Autor eine Analogie zwischen den historischen Gewaltakten und gegenwärtigen Formen von Machtausübung ohne Kontrolle. Unter der Annahme, dass bestimmte gesellschaftliche Akteure heute „tun, was sie wollen“, sieht der Autor Parallelen zur Demütigung durch strukturelle Machtasymmetrien, wie sie auch im Krieg vorlagen. Solche Vergleiche sind aus historisch-wissenschaftlicher Sicht mit großer Vorsicht zu betrachten, da sie sehr unterschiedliche Kontexte miteinander verknüpfen und den historischen Ereignissen ihre Spezifik nehmen. Dennoch zeigt die Passage, dass der Umgang mit Geschichte auch heute noch emotional aufgeladen ist und als Spiegel gegenwärtiger politischer Wahrnehmungen dient. |
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