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La historia es escrita por los vencedores, quizás porque al ganar obtienen ese derecho, sin embargo, hay que tener la mente abierta ya que lo dicho por aquel que no tiene quien lo refute no siempre es lo que en realidad pasó, por ello no está de más conocer la otra cara de la moneda. La segunda Guerra mundial no es la excepción, este fue un acontecimiento a gran escala del cual al menos habrás escuchado una vez; y puesto que “los aliados” ganaron la guerra fueron ellos quienes decidieron que se escribía. El día de hoy traigo a esta sección un Diario, que narra los horrores que sucedieron en Berlín a manos de la Unión Soviética una vez que terminó la guerra; este diario fue escrito por Vladimir Gelfand, él era un joven teniente judío, proveniente de Ucrania, que llevó un diario desde 1941 en donde escribía las cosas que veía y vivía en esa época, a pesar de la prohibición del ejercito de llevar este tipo de notas. |
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Gelfand habla en su diario de asesinatos así cómo de violaciones masivas a manos de algunos soldados soviéticos que ocuparon Berlín una vez que terminó la segunda Guerra mundial. Entre las cosas más destacadas que escribió esta un relato donde cuenta que se encontró con un grupo de alemanas que cargaban maletas, a las cuales preguntó a dónde iban: “Con horror en sus rostros me contaron lo que les había ocurrido la primera noche que arribó el Ejército Rojo a la ciudad“, escribió. “Me clavaron aquí”, dijo una de las muchachas y se levantó la falda. “Toda la noche. Eran viejos y otros tenían espinillas. Todos se montaron por turnos. No menos de 20 hombres”, dijo antes de estallar en lágrimas. El teniente cuenta que la muchacha de repente se le tiró encima y le dijo: “Tú puedes acostarte conmigo. Haz lo que quieras conmigo, ¡pero solo tú!”. En ese tiempo fue común para las mujeres alemanas encontrar un “Lobo” que era un soldado con el cual mantuvieran una relación más transaccional que violenta lo cual evitaba las violaciones múltiples, y les proporcionaba algunas ventajas en cuanto a insumos y protección, en definitiva, esto no dejaba de ser una transgresión, sin embargo, fue lo que tuvieron que hacer para sobrevivir; al final como se quiera ver fueron víctimas de las circunstancias. Debemos recordar que nada de lo que forma parte de nuestra historia como seres humanos está hecho sin el dolor y sufrimiento de algunos; por ello mientras una persona sepa lo que sucedió, el lado oscuro de nuestro pasado seguirá estando presente y podrá ser transmitido. |
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Más de un testimonio |
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Y así como estos dos ejemplos existen muchos otros que no son conocidos, ya que no cuentan lo que es socialmente aceptado, además de que manchan la reputación de los ganadores, pero hay que recordar que nadie gana una guerra sin un poco de sangre en sus manos. |
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En la actualidad |
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Por todo esto y más te invito a que si tienes la oportunidad busques y le dediques tiempo a este tipo de libros, a los poco convencionales, aquellos que muestran el otro lado de la luna, porque siempre será importante conocer las dos versiones y si te es posible compártelos para que los demás conozcan aquellos libros que no hicieron historia pero que están ahí, listos para ser leídos. |
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Psicólogo, 23 años, no estoy viejo, estoy maltratado; de vez en cuando escribo lo que llueve en mi cabeza.
© Lunaturaoficial
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Die Geschichte wird von den Siegern geschrieben – vielleicht, weil sie im Moment des Sieges glauben, das Richtige zu tun. Doch man sollte aufgeschlossen bleiben, denn das, was von jemandem behauptet wird, den niemand widerlegen kann, entspricht nicht immer der tatsächlichen Wahrheit. Deshalb ist es nicht verkehrt, auch die andere Seite der Medaille kennenzulernen. Der Zweite Weltkrieg bildet hier keine Ausnahme. Es war ein welterschütterndes Ereignis, von dem jeder zumindest einmal gehört hat. Und da die „Alliierten“ den Krieg gewonnen haben, bestimmten sie auch, wie er erzählt und dokumentiert werden sollte. Heute bringe ich in diesen Abschnitt ein Tagebuch ein, das von den Schrecken berichtet, die nach Kriegsende in Berlin durch die Sowjetunion begangen wurden. Dieses Tagebuch wurde von Vladimir Gelfand verfasst, einem jungen jüdischen Leutnant aus der Ukraine, der seit 1941 seine Erlebnisse und Beobachtungen festhielt – trotz des Verbots der Roten Armee, solche Aufzeichnungen zu führen. |
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Gelfand berichtet in seinem Tagebuch über Morde und massive Vergewaltigungen durch einige sowjetische Soldaten, die Berlin nach dem Ende des Zweiten Weltkriegs besetzten. Zu den eindrücklichsten Erzählungen gehört eine Geschichte, in der er beschreibt, wie er auf eine Gruppe von Deutschen mit Koffern traf und sie fragte, wohin sie gingen: "Mit Entsetzen im Gesicht erzählten sie mir, was ihnen in der ersten Nacht nach der Ankunft der Roten Armee in der Stadt widerfahren war", schrieb er. "Sie haben mich hier festgenagelt", sagte eines der Mädchen und hob ihren Rock. "Die ganze Nacht. Sie waren alt, und einige hatten Pickel. Sie alle wechselten sich ab – nicht weniger als 20 Männer", sagte sie, bevor sie in Tränen ausbrach. Der Leutnant berichtet, das Mädchen sei plötzlich auf ihn zugestürmt und habe gesagt: „Du kannst mit mir schlafen. Mach, was du willst mit mir – aber nur du!“ Zu dieser Zeit war es für deutsche Frauen üblich geworden, sich einen „Wolf“ zu suchen – einen Soldaten, mit dem sie eine eher transaktionale als gewalttätige Beziehung eingingen. Dadurch konnten sie sich vor mehrfachen Vergewaltigungen schützen und erhielten zudem einige Vorteile in Bezug auf Versorgung und Schutz. Es war keine freiwillige Übertretung, sondern etwas, das sie tun mussten, um zu überleben. Letztlich waren sie, wie immer man es betrachtet, Opfer der Umstände. |
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Mehr als ein Zeugnis |
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Und genau wie diese beiden Beispiele gibt es viele weitere, die kaum bekannt sind – nicht nur, weil sie Dinge schildern, die sozial weniger akzeptiert werden, sondern auch, weil sie den Ruf der Sieger beeinträchtigen. Doch man muss sich daran erinnern: Niemand gewinnt einen Krieg, ohne ein wenig Blut an den Händen zu haben. |
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Heutzutage |
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Aus all diesen Gründen lade ich Sie ein, wenn Sie die Gelegenheit haben, Zeit für diese Art von Büchern zu finden und ihnen Ihre Aufmerksamkeit zu widmen – für die unkonventionellen Bücher, die die andere Seite des Mondes zeigen. Denn es wird immer wichtig sein, beide Versionen zu kennen. Und wenn es Ihnen möglich ist, teilen Sie diese Bücher mit anderen, damit auch sie die Werke entdecken, die zwar nicht die offizielle Geschichte geschrieben haben, aber existieren und darauf warten, gelesen zu werden. |
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Psychologe, 23 Jahre alt. Ich bin nicht alt, ich bin nur vom Leben gezeichnet. Ab und zu schreibe ich auf, was mir durch den Kopf geht.